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Para que la Iglesia sea fermento en la sociedad, hay que desarrollar la dimensión política y social de la fe. De ahí que su misión –a través de Cáritas– sea ayudar a que todas las personas lleguen a ser dueñas y constructoras de su propio desarrollo, pero que contribuyan también a transformar la sociedad. Coincidiendo con la festividad del Corpus Christi (29 de mayo), recorremos el magisteriopontificio y eclesial para descubrir el sentido y la urgencia de la caridad política, la que nos hace pasar de la beneficencia al compromiso.

 

Un relato para comenzar.

Recientemente, en un encuentro con un grupo de Cáritas parroquial, reflexionábamos sobre la mejora que estaba generando nuestra acción, nuestro compromiso cristiano, en las vidas de las personas acompañadas desde la parroquia. Con la intención de revisar nuestra acción y percibir los cambios y las dificultades que nos encontrábamos, nos hacíamos preguntas como estas: ¿nuestro trabajo está generando el cambio deseado en las personas?, ¿con nuestra ayuda y apoyo llegan a superar las dificultades que nos presentan?, ¿qué obstáculos nos encontramos?, ¿hay alguno insalvable?, ¿damos espacio a la participación de las personas en su propia búsqueda de mejora?, ¿trabajamos desde las necesidades o desde las capacidades y potencialidades de cada persona?… A partir de estas cuestiones, se generó un debate muy interesante y con mucha enjundia, que nos llevó a recordar los fundamentos, opciones y características del modelo de acción social que plantea Cáritas1; este modelo es como la carta de navegación en la acción social de Cáritas. El diálogo fue creciendo en interés y en elementos de debate, pero, como tantas conversaciones en Cáritas, salió a la palestra el antiguo  proverbio chino: Dale un pez a un hombre, y comerá hoy. Dale una caña y enséñale a pescar, y comerá el resto de su vida.

Esta vez, el tan manido proverbio fue el desencadenante de un término que para la mayoría de los presentes era nuevo: caridad política. Con cara de extrañado, alguien dijo que allí la política no tenía nada que ver, que estábamos hablando de la caridad cristiana, que eso de la política era de los movimientos sociales y que ya estábamos mezclando temas; otro, que ya veía por dónde iban los tiros, pero que sería más preciso decir “compromiso” político, mejor que “caridad política”; y es que la política, aplicada al tema que nos empezaba a ocupar, les sonaba extraño y totalmente fuera de lugar; y, más aún, en relación a la  caridad.

De la Revista Vida Nueva. 
Francisco José Sánchez Heras. 
Director de Cáritas Diocesana de Málaga.

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Categoría: Desde el Evangelio