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Hasta un total de nueve pictogramas (un signo claro y esquemático que representa un objeto real, figura o concepto) están visibles desde hace unos días en diferentes escaparates de algunos establecimientos de los barrios de Pizarrales y Capuchinos. Lo más especial de este proyecto es que se ha realizado de manera conjunta por adolescentes de 15 años y un grupo de adultos con parálisis cerebral. La finalidad se ha conseguido con el esfuerzo y trabajo conjunto durante dos tardes en las que han recorrido diversas calles de estos dos barrios de la capital. 

Alumnos del Instituto García Bernalt y personas de Aspace participan en un proyecto piloto de ‘Aprendizaje y servicio’

El proyecto es piloto, denominado ‘Aprendizaje y servicio’, de la Consejería de Educación, en la que han participado alumnos de tercero de la ESO del Instituto de Educación Secundaria Federico García Bernalt y los usuarios de la residencia de Aspace de la calle Oropéndola. Llevan años siendo vecinos de barrio, ya que los edificios están prácticamente uno en frente del otro, pero han dado el paso de facilitar la integración de manera más activa. Esta iniciativa ha sido coordinada por la Fundación Adsis y el técnico responsable del proyecto, Álvaro Gómez, recuerda que el objetivo es «aprender para ponerlo al servicio de la comunidad». La función de Adsis ha sido la encargada de transmitir aspectos de sensibilidad y formación en valores. 

Los pictogramas han sido colocadas en establecimientos como una peluquería, un taller mecánico, una pastelería o en la farmacia, entre otros. La logopeda del centro residencial de Aspace, María Maestre, también ha formado parte del proyecto junto a su compañera de La Cantera. «El objetivo es adaptar el barrio a nuestros chicos y los pictogramas facilitan la compresión de lo que tienen alrededor», subraya.

Los usuarios de este centro de Aspace están integrados en el barrio y desarrollan actividades en el mismo para fomentarlo: «Van a comprar a la farmacia, al supermercado o al parque», enumera la logopeda. 

El apoyo de cada establecimiento ha sido destacado, con una repuesta clara a la pregunta de si podían colocar el pictograma: «Pues claro», relatan desde ambas instituciones. Cada pictograma está colocado a una altura que permite su visualización por parte de una persona que utilice silla de ruedas. «Lo ideal es que los pictogramas estén también en espacios públicos y no solos en nuestros centros, es una manera de dar salida a lo que hacemos y que se amplíe a otros contextos y zonas para que todo el mundo lo conozca», reconoce la logopeda de Aspace. 

El director del instituto Federico García Bernalt, Joan Miquel Sala, explica que el proyecto ‘Aprendizaje y servicio’ incluía otras tres intervenciones más de tipo social. En concreto, los alumnos de tercero de la ESO también han colaborado en la residencia de mayores Vera Cruz y Hermanitas de los Pobres e impartiendo un taller sobre el manejo de las nuevas tecnologías y las redes sociales también a la tercera edad del barrio. 

80 alumnos implicados

En todos estos proyectos han participado un total de 80 alumnos, repartidos entre ellos. Por ejemplo, en Aspace han sido 15, que a su vez trabajaron divididos en grupos de tres. Este tipo de proyectos, que en el caso de Salamanca es experimental, ya se realizan desde hace años en otras Comunidades, como Cataluña. «Aquí no lo tenemos reconocido como materia o contenido curricular, pero aprovechamos que las materias admiten transversalidad de aprendizaje», admite el responsable del centro. En concreto, la iniciativa parte del área de Valores Éticos, que es una materia obligatoria para los alumnos de esa etapa, y de Religión Católica. El hecho de decantarse por los estudiantes de 15 años se debe, en palabras de Joan Miquel Sala, a que tienen ya la suficiente madurez para acometer este tipo de actividades «que requiere de una sensibilidad en el trato y de unas horas fuera del periodo lectivo». 

A la hora de valorar los resultados obtenidos con el proyecto, el director del centro confiesa que están «fascinados y encantados del desarrollo de la experiencia, y ya estamos planteando mejoras de cara al próximo curso. Uno de los profesores implicados, Justo Mira, anima a la Consejería de Educación a que el proyecto tenga hueco curricular.