Loading...

Al principio ya existía la Palabra.
La Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Ya al principio ella estaba junto a Dios.
Todo fue hecho por ella
y sin ella no se hizo nada
de cuanto llegó a existir.
En ella estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres;
la luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no la sofocaron.
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por él. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera,
que con su venida al mundo
ilumina a todo hombre.
Estaba en el mundo,
pero el mundo,
aunque fue hecho por ella,
no la reconoció.
Vino a los suyos,
pero los suyos no la recibieron.
A cuantos la recibieron,
a todos aquellos que creen en su nombre,
les dio poder para ser hijos de Dios.
Estos son los que no nacen
por vía de generación humana,
ni porque el hombre lo desee,
sino que nacen de Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros;
y hemos visto su gloria,
la gloria propia del Hijo único del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
Juan dio testimonio de él, proclamando:
-Este es aquel de quien yo dije: «El que viene detrás de mí ha sido colocado por delante de mí, porque existía antes que yo». En efecto, de su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por Cristo Jesús. A Dios nadie lo vió jamás; el Hijo único, que es Dios y que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer.

Fecha: 
Lunes, Diciembre 25, 2017
Cita de la oración: 
Domingo - 05 Navidad
Comentario: 

Un Niño nos ha nacido. Es la experiencia más profunda y gratificante, la esperanza de una Vida nueva, el rostro de Dios más enternecedor, su encarnación solidaria con los pobres, su gloria entre los sencillos, su promesa plenamente cumplida.

La Palabra es carne y toda carne es palabra. Este diálogo amoroso y liberador de Dios con nosotros se cumple en Jesús. En Él encontramos el camino, la verdad y la vida. La luz definitiva para nuestro caminar.

En la encarnación humilde de su Hijo, Dios nos libera de las tinieblas y del desconcierto. Jesús es la victoria del amor de Dios próximo y solidario.

Por fin podemos alcanzar la verdadera paz y contemplar el verdadero rostro de Dios.