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Después de esto, Jesús volvió a Jerusalén para celebrar una de las fiestas judías. Hay en Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, un estanque conocido con el nombre de Betesda, que tiene cinco soportales. En estos soportales había muchos enfermos recostados en el suelo: ciegos, cojos y paralíticos. Había entre ellos un hombre que llevaba treinta y ocho años inválido. Jesús, al verlo allí tendido, y sabiendo que llevaba mucho tiempo, le preguntó:
-¿Quieres curarte?
El enfermo le contestó:
-Señor, no tengo a nadie que me introduzca en el estanque cuando se mueve el agua. Cuando quiero llegar yo, otro se me ha adelantado.
Entonces Jesús le ordenó:
-Levántate, toma tu camilla y vete.
En aquel instante, el enfermo quedó curado, tomó su camilla y comenzó a andar.
Aquel día era sábado.
Los judíos se dirigieron al que había sido curado y le dijeron:
-Hoy es sábado y no te está permitido llevar al hombro tu camilla.
El respondió:
-El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y vete».
Ellos le preguntaron:
-¿Quién es ese hombre que te dijo: «Toma tu camilla y vete»?
Pero él no lo conocía ni sabía quién lo había curado, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que se había reunido allí. Más tarde, Jesús se encontró con él en el templo, y le dijo:
-Has sido curado, no vuelvas a pecar más, pues podría sucederte algo peor.
El hombre fue a informar a los judíos de que era Jesús quien lo había curado. Jesús hacía obras como ésta en sábado; por eso lo perseguían los judíos.

Fecha: 
Martes, Marzo 28, 2017
Cita de la oración: 
Martes - 04 Cuaresma
Comentario: 

Hagamos lo posible para que el que sufre encuentre en nosotros al hombre solidario.

 

La historia de tantas personas aquejadas de impotencias y sufrimientos está vinculada al encuentro solidario con personas que han asumido su situación como propia.

Son significativas las palabras del paralítico a Jesús: No tengo un hombre que me empuje a la piscina cuando son removidas sus aguas. Jesús asume la necesidad de este hombre como asunto prioritario por encima de la ley del sábado...

La solidaridad con el sufrimiento y la impotencia de los marginados es la primera ley para Jesús. En el ejercicio de la compasión solidaridaria conoceremos de verdad quién es Jesús y quiénes son sus discípulos. Desde la solidaridad le podremos encontrar en el templo donde seremos confirmados como parte de su comunidad.

¡Ojalá podamos ser para otros la persona que no han encontrado hasta ahora...!