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En aquél tiempo, Jesús les dijo: "Mi Padre no cesa de trabajar y yo también trabajo". Por eso los judíos tenían aún más ganas de matarle, porque no sólo no observaba el mandato sobre el sábado, sino que además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su Padre. Jesús les dijo: "Os aseguro que el Hijo de Dios no puede hacer nada por su cuenta; sólo hace lo que ve hacer al Padre. (...) El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre, que lo ha enviado. Os aseguro que quien presta atención a mis palabras y cree en el que me envió, tiene vida eterna. Os aseguro qe viene la hora, y es ahora mismo, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, y le ha dado autoridad para juzgar, por cuanto que es el Hijo del hombre. No os admiréis de esto, porque va a llegar la hora en que todos los muertos oirán su voz y saldrán de las tumbas. Los que hicieron el bien resucitarán para tener vida, pero los que hicieron el mal resucitarán para ser condenados. Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, porque no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado".

Fecha: 
Miércoles, Marzo 29, 2017
Cita de la oración: 
Miércoles - 04 Cuaresma
Comentario: 

Jesús desvela lo más profundo de su identidad ante aquellos que ya han decidido matarlo. Le han condenado no sólo porque viola el sábado, sino también porque llama a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús se manifiesta con toda claridad como el Hijo enviado, obediente y amado por el Padre.

Jesús hace las obras de Dios y por ello “da vida a los que quiere”. “Los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que hayan oído vivirán”. Es necesario escuchar la Palabra de Jesús porque de su Palabra nace la fe y de ésta la vida.

Jesús nos indica el camino para entrar en este proceso de salvación: no buscar la propia voluntad, sino la voluntad de Dios. Para encontrar la voluntad de Dios y obedecerla es preciso empeñarse en oír su Palabra y adecuar a ella nuestros juicios y nuestras obras.

Jesús hoy se nos manifiesta como la resurrección y la vida. Se nos ofrece como palabra y camino de Dios por que “lo que hace el Padre eso mismo es lo que hace también el Hijo”.

Haz, Señor, que conformemos cada día nuestra voluntad a la tuya para vivir vinculados al Padre en la obediencia y en la verdadera libertad.