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Jesús añadió:
–Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan, vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy para la vida del mundo.
Esto suscitó una fuerte discusión entre los judíos, los cuales se preguntaban:
–¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús les dijo:
–Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. El Padre, que me ha enviado, posee la vida, y yo vivo por él. Así también, el que me coma vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos murieron; pero el que coma de este pan, vivirá para siempre.

Fecha: 
Domingo, Junio 18, 2017
Cita de la oración: 
Corpus Christi
Comentario: 

La permanente presencia de Jesús entre nosotros se perpetúa a través de su Palabra, de los pobres y de su comunidad alimentada por el Pan de la Eucaristía.

El Pan que compartimos es el cuerpo de Cristo y los que comemos del mismo Pan somos la plenitud de su cuerpo en el mundo. La Eucaristía es el acontecimiento supremo que celebra la comunidad, incorporando la historia humana en la pascua del Señor.

El Pan de Jesús nos da vida, nos une en un solo cuerpo y nos convierte en ofrenda permanente para el mundo y ante Dios. La Eucaristía es presencia, ofrenda y comunión en Cristo. Es el Sacramento que anticipa en nuestra historia nuestro destino definitivo de comunión con Dios.

La Eucaristía es signo de solidaridad con los que sufren, de comunión con los que luchan por la justicia y de alegría y paz con todas las personas de buena voluntad.