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Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven prometida a un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
-Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oír estas palabras, ella se turbó y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo:
-No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin.
María dijo al ángel:
-¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?
El ángel le contestó:
-El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios nada hay imposible.
María dijo:
-Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices.
Y el ángel la dejó.

Fecha: 
Lunes, Abril 9, 2018
Cita de la oración: 
La Anunciación
Comentario: 

Dios elige a María para ser portadora y madre de la salvación en su hijo Jesús. En su proceso de entrega vocacional, María pasa por el asombro, por la duda, por la experiencia de su propia impotencia y por la entrega a la voluntad y al poder de Dios que la hace sierva de su palabra hecha carne en su seno. Para Dios no hay nada imposible:  ésta ha de ser nuestra certeza permanente y nuestra esperanza firme. El Señor conoce nuestros corazones y nos elige manteniéndose siempre fiel y cercano a nuestra historia. Por nuestra parte viviremos siempre atentos y obedientes a su Palabra.

El hermano que cada día se abre al Espíritu y se hace siervo de la Palabra experimenta que para Dios no hay nada imposible. No se turba ante la propuesta creciente del Señor. Ante los nuevos retos de la vocación, Dios confirmará su corazón si sabe esperar y actuar según las exigencias del amor fraterno y solidario.