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Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven prometida a un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
–Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oír estas palabras, ella se turbó y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo:
–No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Él será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la estirpe de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin.
María dijo al ángel:
–¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?
El ángel le contestó:
–El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios nada hay imposible.
María dijo:
–Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices.
Y el ángel la dejó.

Fecha: 
Viernes, Diciembre 8, 2017
Cita de la oración: 
La Inmaculada Concepción
Comentario: 

Se acerca el Señor. Ya viene a poner su tienda junto a la nuestra.

La comunidad es enviada a estar presente en el mundo para significar la presencia de Cristo en la historia de los hombres. Como María engendrando la Palabra en la vida, como Pablo entregado al Evangelio entre los alejados.

Amar el mundo y su historia es tarea profética de toda comunidad cristiana. Para ello es necesario hacernos siervos de las solicitudes de Dios entre los hombre y mujeres como Natán lo fue en la casa de David.

En unas sociedades secularizadas y plurales, las comunidades están desafiadas a crear formas nuevas y significativas de la presencia profética de los cristianos en el mundo. Para ello necesitan la acción del Espíritu que las transforme en senos fecundos de la Palabra hecha carne.