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Después de esto, el Señor designó a otros setenta [y dos] y los envió por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares que él pensaba visitar. Y les dio estas instrucciones:
-La mies es abundante, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡En marcha! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforjas ni sandalias, ni saludéis a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Si hay allí gente de paz, vuestra paz recaerá sobre ellos; si no, se volverá a vosotros. Quedaos en esa casa, y comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa.
Si al entrar en un pueblo, os reciben bien, comed lo que os pongan. Curad a los enfermos que haya en él, y decidles: Está llegando a vosotros el reino de Dios.

Fecha: 
Martes, Febrero 14, 2017
Cita de la oración: 
S. Lucas
Comentario: 

Después de los primeros mensajeros enviados, elegidos de entre los doce, Jesús decide nombrar a otros setenta y dos. Y a ellos Jesús les da, como a los doce, unas instrucciones, básicamente iguales, con algunos añadidos peculiares.

El envío surge de una necesidad constatada: la mies es abundante, aunque los obreros son pocos. De ahí que sea necesario orar para que Dios envíe más braceros a la mies, que se sumen a estos setenta y dos, de modo que la cosecha pueda ser recogida en su totalidad. Los discípulos van realizando la misión y al mismo tiempo, pidiendo al Padre que envíe nuevos braceros. Una vez más la evangelización y la convocatoria en una misma necesidad y acción.

Del envío a los 72, Jesús nos habla hoy de cómo vivir nuestra dimensión evangelizadora:

  • Jesús es consciente que el anuncio de su Evangelio no es fácil. Provoca hostilidad, dificultad y rechazo, que se manifiesta en cada época con rasgos distintos.
  • Como los doce, no debemos llevar ni bolsa, ni alforja. Tampoco sandalias, pues debemos ir por el mundo como si estuviésemos en la capilla, poniendo la confianza y la seguridad en Dios.
  • Siendo portadores de paz en el sentido pleno que esta palabra paz tiene, o lo que es igual, de progreso, bienestar, desarrollo y todo aquello que hace la vida humana plena. Esa paz y progreso es fruto de la acogida del Evangelio de Jesús.
  •  Que se realiza en un intercambio evangelizador, compartiendo la mesa, curando a los enfermos, creando una nueva relación, en correspondencia por la acogida y como prueba de la presencia, de la cercanía del reinado de Dios.
  • Y acoger la casa que se nos da, ya sea por los hermanos, como por los lugares donde realizamos la misión, porque lo que cuenta no es el confort o el lujo de la casa donde somos acogidos, sino la relación que en nombre del Señor vamos creando. Y si no se diera esa disposición igualmente anunciemos la cercanía del Reino de Dios.