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En aquel momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo:
-Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; y quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Volviéndose después a los discípulos, les dijo en privado:
-Dichosos los ojos que ven lo que vo sotros veis. Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.

Fecha: 
Martes, Diciembre 5, 2017
Cita de la oración: 
Martes - 01 Adviento
Comentario: 

El proyecto del Reino es acogido por la «gente sencilla». A éstos les ha sido dado el conocimiento del Hijo y la experiencia del amor del Padre. Crecer en el conocimiento y en el amor de Jesús es el gran regalo al que nos prepara el Adviento. La sencillez necesaria para recibirlo consiste en vivir sólo como hijos, hermanos y siervos sin ambicionar otras realidades al margen de esta fundamental identidad.

Somos conscientes de que el conocimiento de Jesús es un don del Padre. Conociendo bien a Jesús conocemos al Padre. Sentimos la necesidad de purificarnos de tantas falsas imágenes de Dios. Solo el Padre de Jesús, desvelado en él, es el Dios del Reino de misericordia y de salvación. Los sencillos reciben esta revelación que llena de gozo a quienes la reciben como Jesús se llenó de gozo al proclamarlo.