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Tened ceñida la cintura, y las lámparas encendidas. Sed como los criados que están esperando a que su amo vuelva de la boda, para abrirle en cuanto llegue y llame. Dichosos los criados a quienes el amo encuentre vigilantes cuando llegue. Os aseguro que se ceñirá, los hará sentarse a la mesa y se pondrá a servirlos. Si viene a media noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.

Fecha: 
Martes, Octubre 24, 2017
Cita de la oración: 
Martes - 29 Tiempo ordinario
Comentario: 

«Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela...». Jesús nos invita a estar en vela, a vivir nuestra vocación en vigilancia.

Ceñida la cintura, las lámparas encendidas, oído expectante para cuando se abra la puerta... Así, celebraban los hebreos su pascua, actitud de espera ante el paso del Señor. Y Jesús llama dichosos a los que velan de esta forma y saben permanecer en fidelidad sin instalarse en lo provisorio.

En nuestra vocación se hace necesario un permanente discernimiento que nos haga estar en vela y reconocer el paso del Señor por nuestra vida y nuestra historia, siempre novedoso y sorprendente.

Una cierta dosis de vigilancia y de sospecha se hace necesaria para no dar por buena muchas situaciones que no hacen más que instalarnos y hacernos perder riesgo y novedad en nuestro peregrinar. Llamados a vivir un amor hasta el extremo, no podemos instalarnos pensando que ya hemos hecho bastante y ahora les toca a otros.

En nuestra vocación no podemos vivir de rentas, sino que el amor discernido y entregado ha de ser una permanente actitud que no podemos delegar a otros. Y que hemos de actualizar cada día.  Reconocer los signos de la presencia del Señor en cada momento implica también un cuidado por la formación permanente, que nos haga estar vigilantes y no querer vivir hoy de las costumbres o maneras de proceder de ayer.