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Un sábado estaba Jesús enseñando en una sinagoga, y había allí una mujer, que desde hacía dieciocho años estaba poseída por un espíritu que le producía una enfermedad; estaba encorvada y no podía enderezarse del todo. Jesús, al verla, la llamó y le dijo:
-Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Le impuso las manos, y en el acto se enderezó y se puso a alabar a Dios. El jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús curaba en sábado, empezó a decir a la gente:
-Hay seis días en que se puede trabajar. Venid a curaros en esos días y no en sábado.
El Señor le respondió:
-¡Hipócritas! ¿No suelta cada uno de vosotros su buey o su asno del pesebre en sábado para llevarlo a beber? Y a ésta, que es una hija de Abrahán, a la que Satanás tenía atada hace dieciocho años, ¿no se la podía soltar de su atadura en sábado?
Al hablar así, quedaban confusos todos sus adversarios, pero toda la gente se alegraba por los milagros que hacía.

Fecha: 
Lunes, Octubre 30, 2017
Cita de la oración: 
Lunes - 30 Tiempo ordinario
Comentario: 

La palabra y el gesto de Jesús, es una palabra y un gesto liberador, incluso para las enfermedades «crónicas». La mujer del evangelio, como tantas mujeres de nuestro entorno, son muchos los años que llevan encorvadas, sin poderse enderezar.

A cada una Jesús, las mira con cariño y su encuentro es liberador.

Qué importante es posibilitar el encuentro de Jesús, liberador de la mujer encorvada y reconocer que es más importante la dignidad y la autonomía de la mujer que la ideología religiosa del tiempo de Jesús o del nuestro.

Incomprensible es el comportamiento del jefe de la sinagoga, pues, en lugar de alegrarse, porque aquella mujer se había liberado de dieciocho largos años de enfermedad, se indignó contra quien la había curado en sábado. Increíble ese culto al sábado, el día del Señor, durante el cual hasta la liberación de esta pobre mujer estaba mal vista. Qué deformación de la religión.

Cuando en nosotros o en otros, es más importante la ideología religiosa, llevar una «buena vida religiosa», que la vida, especialmente la vida de tantos que pasan encorvados y sin poder enderezarse, estamos corrompiendo la voluntad de Dios, que no es otra que sus hijos vivan. Un culto, una religiosidad, insensible al dolor y la exclusión es un culto vano que Jesús desenmascara, haciendo precisamente esta curación en sábado, aunque, como dicen sus oponentes, haya seis días más para poder realizar dicha curación.