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Procurad que vuestros corazones no se emboten por el exceso de comida, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros. Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la tierra. Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.

Fecha: 
Sábado, Diciembre 2, 2017
Cita de la oración: 
Sábado - 34 Tiempo ordinario
Comentario: 

El corazón necesita de Dios y andará siempre inquieto hasta que se llene y descanse en él. A esta experiencia es a lo que nos invita la lectura de hoy.

Ninguno de nosotros hemos de nutrir nuestra fe de falsas esperanzas y de falsas realizaciones. El mejor mundo posible si no es desde Dios, será un mundo muy limitado en el que permanentemente estarán activas las fuerzas del mal.

Somos peregrinos en este mundo. Debemos vivir vigilantes permanentemente para no dejarnos seducir por lo transitorio con peligro de perder lo permanente. Todo cuanto hay en este mundo es caduco: las lecturas de estos últimos días del año que hoy termina lo describen con imágenes impresionantes. El hombre muere y pasa... para entrar a poseer lo permanente.

La vigilancia desde la fe y con los medios que la fe nos facilita, es aspecto muy importante para vivir en la fe cada día. La vigilancia se llama oración para no dejarnos sorprender. Dios no juega al escondite con nosotros ni nos prepara traidoras emboscadas: nos previene con amor para evitar el mal irremediable.

Vigilar significa estar atentos. No distraernos con las cosas del Señor, queriendo construir el mundo de Dios, con olvido del Señor mismo, sin contar con él, que puede llegar en cualquier momento.