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En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba. Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?" Él les replicó: "¿Qué os ha mandodo Moisés?" Contestaron: "Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio." Jesús les dijo: "Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandorá el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre."

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: "Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio."

Fecha: 
Viernes, Febrero 24, 2017
Cita de la oración: 
Viernes - 07 Tiempo ordinario
Comentario: 

¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? Una vez más la pregunta que no busca respuesta, sino dejar en evidencia y en contradicción a Jesús. Y ante la pregunta Jesús responde más allá de la ley en defensa del débil. La ley del divorcio es injusta y Jesús recuerda cuál es el sentido de comunión de la institución matrimonial.

El divorcio es en tiempos de Jesús una institución que deja indefensa a la mujer. El ideal al que estamos llamados es a la comunión, al encuentro, a la entrega de la vida. Y esta experiencia tiene una especificidad en la vivencia matrimonial, ámbito y escuela de comunión y encuentro. Por lo que no es lícito ni posible construir el matrimonio cuando cada uno mira y pretende «sus derechos». Es en la entrega, es en la comunión donde se hace posible «ser una sola carne». Y esto supone buscar la realización y felicidad del otro como prioridad. Sólo así será posible también la propia realización. Y estas actitudes, entonces como ahora, no son las que prevalecen en las relaciones interpersonales. Cuando alguien se divorcia, ya hace tiempo que se ha divorciado de hecho en el corazón y esto es lo prioritario, lo que hay que cuidar cada día. El divorcio sólo se da cuando endurecemos el corazón y dejamos de amar y renovar cada día el amor.