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Le enviaron entonces unos fariseos y unos herodianos con el fin de cazarlo en alguna palabra. Llegaron éstos y le dijeron:
-Maestro, sabemos que eres sincero y que no te dejas influir por nadie, pues no miras la condición de las personas, sino que enseñas con verdad el camino de Dios. ¿Estamos obligados a pagar tributo al césar o no? ¿Lo pagamos o no lo pagamos?
Jesús, dándose cuenta de su mala intención, les contestó:
-¿Por qué me ponéis a prueba? Traedme una moneda para que la vea.
Se la llevaron, y les preguntó:
-¿De quién es esta imagen y esta inscripción?
Le contestaron:
-Del césar.
Jesús les dijo:
-Pues dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
Esta respuesta los dejó asombrados.

Fecha: 
Martes, Junio 6, 2017
Cita de la oración: 
Martes - 09 Tiempo ordinario
Comentario: 

Los fariseos nuevamente especialistas en hacer preguntas a Jesús. Esta vez, la trampa queda adornada con un halago y un reconocimiento de la sinceridad y profundidad de Jesús.

La salida de Jesús ante la trampa que le plantean es genial. Reconoce la autonomía del estado, pero al mismo tiempo proclama su límite: el ser humano pertenece solamente a Dios. Jesús reconoce al poder civil su legítima autonomía, rechazando cualquier actitud teocrática. Dios no es ni una alternativa al César, ni su rival. Dios es el Señor de la historia y el Señor de todo ser humano, creado a imagen suya.

El evangelio nos invita a superar dos tentaciones: la tentación «teocrática» y la tentación «espiritualista». La primera se manifiesta en la falta de reconocimiento de la autonomía y legitimidad de la vida social y política; la segunda en la actitud intimista y egoísta de quien renuncia a comprometerse en el ámbito social y político en favor de la justicia y la paz. La Palabra de Dios nos invita a ver la historia y las estructuras de este mundo con actitud de fe. Sólo la fe nos permitirá descubrir la presencia de Dios en medio de los acontecimientos del mundo y dar siempre a Dios lo que es de Dios.