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Se le acercaron unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron:
-Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si el hermano de uno muere y deja mujer, pero sin ningún hijo, que su hermano se case con la mujer para dar descendencia al hermano difunto. Pues bien, había siete hermanos. El primero se casó y al morir no dejó descendencia. El segundo se casó con la mujer y murió también sin descendencia. El tercero, lo mismo, y así los siete, sin que ninguno dejara descendencia. Después de todos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién de ellos será mujer? Porque los siete estuvieron casados con ella.
Jesús les dijo:
-Estáis muy equivocados, porque no comprendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos ni ellas se casarán, sino que serán como ángeles en los cielos. Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados.

Fecha: 
Miércoles, Junio 7, 2017
Cita de la oración: 
Miércoles - 09 Tiempo ordinario
Comentario: 

Para dejar en ridículo la creencia en la resurrección, le plantean a Jesús un caso extremo de la ley del Levirato. Pero para Jesús el fundamento de la resurrección no es un tema antropológico, sino que es un tema de Dios. Según la imagen y la creencia en Dios así será la creencia en la resurrección. Para Jesús Dios es un Dios de vivos y no de muertos y cada uno de nosotros estamos llamados a vivir una vida en plenitud. La muerte no es un impedimento para la plenitud del hombre. El Dios de Jesús, el Dios de vivos y no de muertos es el que tiene la última Palabra. Esta confianza en la última Palabra del Padre es lo que le dará a él mismo fuerza para asumir el conflicto, la traición, y la muerte en cruz.

Esta misma confianza es la que nos da fuerzas a nosotros para ir entregando la vida hasta el extremo en fidelidad, especialmente cuando los signos de muerte en nosotros y en nuestro entorno se hacen más elocuentes y más contradictorios.