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-¿Cuál es el mandamiento más importante?
Jesús contestó:
-El más importante es éste: Escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que éstos.
El maestro de la ley le dijo:
-Muy bien, Maestro. Tienes razón al afirmar que Dios es único y que no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús, viendo que había hablado con sensatez, le dijo:
-No estás lejos del reino de Dios.
Y nadie se atrevía ya a seguir preguntándole.

Fecha: 
Viernes, Marzo 24, 2017
Cita de la oración: 
Viernes - 03 Cuaresma
Comentario: 

“No estás lejos del Reino de los cielos”, dice Jesús al joven escriba.

En primer lugar, el escriba se manifiesta como un buscador de lo fundamental, de lo más importante. Lejos de contentarse con la interpretación literal de la ley, desea descubrir el mandamiento primero, aquello en lo que ha de poner su corazón con máximo empeño. Acude a Jesús porque en él encuentra un proyecto nuevo para su vida.

Solo Dios es el Señor de nuestro corazón. En su amor hemos de comprometer todo nuestro corazón, toda el alma, toda la mente y todo nuestro ser. Al prójimo hemos de amarlo como a nosotros mismos. En definitiva, se trata de vivir para amar y de amar para vivir. Porque el amor vale más que todos los sacrificios y holocaustos.

Para crecer en este amor necesitamos enraizarnos en el único señorío de Dios. El escriba tiene claro que “el Señor es único y no hay otro más que él”. La respuesta a este señorío no puede ser otra que el amor vivido en plenitud.

Pasarán los años, cambiarán las ocupaciones y las preocupaciones. Lo cierto es que el amor seguirá siendo siempre la gran tarea de nuestra vida. El amor a Dios y al prójimo. Sobre el amor seremos juzgados y en el amor seremos salvados. Pedimos al Señor que su amor centre siempre nuestro corazón.