¡Cuidado! Estad alerta, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Sucederá lo mismo que con aquel hombre que se ausentó de su casa, encomendó a cada uno de los siervos su tarea y encargó al portero que velase. Así que velad, porque no sabéis cuándo llegará el dueño de la casa, si al atardecer, a media noche, al canto del gallo o al amanecer. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos.
Lo que a vosotros os digo, lo digo a todos: ¡Velad!
Jesús quiso darnos a conocer el Reino de Dios mediante parábolas como realidad que acontece en la historia no tanto como alternativa a la misma sino como fermento de transformación.
El Reino de Dios es tarea confiada a nosotros personal y comunitariamente. La Palabra y el Acontecimiento de Jesús vividos, significados y ofrecidos en la comunidad eclesial son un fermento de transformación de las relaciones y actividades humanas abiertas a la misericordia y a la solidaridad, especialmente hacia los desvalidos y marginados.
El amor solidario es levadura que da sentido, fuerza y crecimiento a las aspiraciones y tareas humanas en todos los ámbitos de la vida personal y social especialmente en situaciones de sufrimiento y de injusticia.