Loading...

Y llamando de nuevo a la gente, les dijo:
-Escuchadme todos y entended esto: Nada de lo que entra en el hombre puede mancharlo. Lo que sale de dentro es lo que contamina al hombre.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de la comparación.
Jesús les dijo:
-¿De modo que tampoco vosotros entendéis? ¿No comprendéis que nada de lo que entra en el hombre puede mancharlo, puesto que no entra en su corazón, sino en el vientre, y va a parar al estercolero?
Así declaraba puros todos los alimentos.
Y añadió:
-Lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. Porque es de dentro, del corazón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, soberbia e insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre.

Fecha: 
Miércoles, Febrero 8, 2017
Cita de la oración: 
Miércoles - 05 Tiempo ordinario
Comentario: 

Una Palabra que no llega a lo más profundo de nosotros será como la Palabra que cae sobre el camino o entre zarzas. O no da fruto o queda atrapada en el mar de nuestros intereses o apetencias.

En nuestro interior se da lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Somos capaces de la mayor generosidad y de la peor ruindad. Sólo la meditación asidua de la Palabra, dejándola posar en lo más profundo de nosotros, nos irá haciendo a la manera de Jesús.

Lo que nos viene de fuera no es decisivo en nuestra vida. Lo que nos construye o destruye es el ser que vamos cultivando. Si somos interiores a la medida de Cristo o vivimos constantemente de éxitos o fracasos, de haceres y quehaceres, de situaciones favorables o desfavorables, que nos vienen de fuera.

Por eso la mayor preocupación y responsabilidad de cada hermano es «el crecimiento de la vida en Cristo en mí y en mis hermanos».

Señor, que cada día se haga en nosotros, en nuestro interior, como en María, según tu Palabra.