Loading...

Se habían olvidado de llevar pan, y sólo tenían un pan en la barca. Jesús entonces se puso a advertirles, diciendo:
-Abrid los ojos y tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la levadura de Herodes.
Ellos comentaban entre sí, pensando que les había dicho aquello porque no tenían pan.
Jesús se dio cuenta y les dijo:
-¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Es que tenéis embotada vuestra mente? Tenéis ojos y no véis; tenéis oídos y no oís. ¿Es que ya no os acordáis? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis cuando repartí los cinco panes entre los cinco mil?
Le contestaron:
-Doce.
Jesús insistió:
-¿Y cuántos cestos llenos de trozos recogisteis cuando repartí los siete entre los cuatro mil?
Le respondieron:
-Siete.
Jesús añadió:
-¿Y aún no entendéis?

Fecha: 
Martes, Febrero 13, 2018
Cita de la oración: 
Martes - 06 Tiempo ordinario
Comentario: 

Para Jesús cualquier ocasión es buena para hablar de Dios o del Reino. Los acontecimientos más ordinarios son siempre una oportunidad. En esta ocasión es el despiste o la negligencia de los discípulos: se les olvidó llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. A todas luces insuficiente.

Después de lo que han experimentado con las dos multiplicaciones y sin embargo, siguen con la misma lógica y las mismas preocupaciones. Después de lo que cada uno de nosotros hemos experimentado y reconocido a lo largo de nuestra historia vocacional y sin embargo, aún no llegamos a creer del todo que Jesús está con nosotros y confiar en lo que Él puede hacer con nosotros si vivimos desde Él.

Y continuamente volvemos, una y otra vez, a aferrarnos a nuestros cálculos, a nuestras lógicas y seguridades. Y a vivir como si Él no estuviera. ¡Qué importante es hacer memoria y traer al corazón lo mucho que el Señor ha ido haciendo con cada uno de nosotros y con toda la comunidad, para renovar nuestra confianza en Él y seguir ofreciéndole nuestros panes, aunque por despiste o negligencia, hoy solo nos quede uno.

O cuando nos encontremos en esta situación de crisis o de limitación tendremos que oír nuevamente de boca del Señor: después de tanto tiempo y de tantos signos, ¿aún no acaban de entender?

Perdona Señor, nuestra torpeza. Perdona Señor nuestra ceguera y sordera y danos un corazón agradecido que reconozca las maravillas que tu haces en nosotros y en tu pueblo. Recuérdanos una y otra vez que es prioritario preocuparnos por el Reino y su justicia y que lo demás vendrá por añadidura.