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Jesús, al enterarse de lo sucedido, se retiró de allí en una barca a un lugar tranquilo para estar a solas. La gente se dio cuenta y lo siguió a pie desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó y vio aquel gran gentío, sintió compasión de ellos y curó a los enfermos que traían. Al anochecer, sus discípulos se acercaron a decirle:
–El lugar está despoblado y es ya tarde; despide a la gente para que vayan a las aldeas y se compren comida.
Pero Jesús les dijo:
–No necesitan marcharse; dadles vosotros de comer.
Le dijeron:
–No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.
El les dijo:
–Traédmelos aquí.
Y después de mandar que la gente se sentase en la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, se los dio a los discípulos y éstos a la gente. Comieron todos hasta hartarse, y recogieron doce canastos llenos de los trozos sobrantes. Los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Fecha: 
Lunes, Agosto 7, 2017
Cita de la oración: 
Lunes - 18 Tiempo ordinario
Comentario: 

«Denles ustedes de comer...». Ante la situación de tantos hermanos nuestros necesitados de pan y de la Palabra y la inclinación espontánea ante la impotencia de que cada uno se las arregle, oímos también en nuestro corazón el mandato de Jesús: «Denles ustedes de comer...». No podemos eludir nuestra responsabilidad. La impotencia ante tanta necesidad y nuestra incapacidad para acabar con ella. Pero la manera de darles de comer no es ni despedirlos para que cada uno se las arregle, ni ir nosotros a comprar pan para todos.

El camino al que nos invita Jesús es el de aportar cada uno lo suyo y fomentar el compartir y lo comunitario en cada una de las situaciones en las que nos encontramos. En nuestro entorno y al servicio de nuestros vecinos el milagro del compartir y «denles ustedes de comer», se llama Canasta Solidaria, pequeños emprendimientos de mujeres o Panadería Comunitaria, donde los 5 panes y los 2 peces iniciales los aportan Carlos y José, dos desocupados que ponen de lo suyo para abaratar los costos del pan en el asentamiento y al mismo tiempo tener algún pequeño ingreso para sus familias. En otras comunidades y situaciones tiene otros rostros y otros nombres.

En el contexto de la Palabra de hoy el Señor nos pide creatividad, iniciativa, pero sobre todo el poner en sus manos y compartir cada uno los cinco panes e invitar a los demás a hacer lo mismo. No son los grandes recursos y los muchos medios los que hacen el milagro, sino la confianza puesta en el Señor y el riesgo de compartir e invitar a hacer lo mismo con lo que también nosotros necesitamos para vivir.