Loading...

De camino hacia la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
Ellos le contestaron:
-Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o uno de los profetas.
Jesús les preguntó:
-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Simón Pedro respondió:
-Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Jesús le dijo:
-Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del abismo no la hará perecer. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

Fecha: 
Jueves, Febrero 22, 2018
Cita de la oración: 
San Pedro y San Pablo
Comentario: 

En un mismo relato Pedro realiza una sorprendente confesión de fe y, al mismo tiempo, aparece como impedimento, como obstáculo para que Jesús pueda realizar adecuadamente su misión.

Y Pedro en este relato nos representa a todos. Somos capaces de las mayores y emotivas confesiones privadas y públicas de fe, pero cuando esa fe no corresponde con nuestras expectativas no dudamos en recluirnos nuevamente en nuestras visiones e intereses.

Pedro confiesa a Jesús como Mesías, lo que no tolera es que eso no sea una ventaja para él y los discípulos sino más bien un inconveniente, pues el Mesías sufrirá y será ejecutado.

Para Jesús ser Hijo de Dios, ser el Mesías, no es una ventaja que le facilite vivir el conflicto, la cruz, la muerte. Es el camino del anonadamiento que él asume para comunicarnos su manera de manifestar la salvación y la acción de Dios.

Nosotros, como hijos de Dios, no podemos aspirar a otro camino que el del anonadamiento como Jesús. Esa es nuestra exaltación. Cuando desde la vocación vamos pretendiendo gloria, éxitos, reconocimientos, vamos pensando y proyectando la vida más con el espíritu de los hombres que con el de Dios.