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Escuchad esta otra parábola: Había un hacendado que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, edificó una torre, la arrendó a unos labradores, y se ausentó. Al llegar la vendimia, envió sus criados a los labradores para recoger los frutos. Pero los labradores agarraron a los criados, hirieron a uno, mataron a otro y al otro lo apedrearon. De nuevo envió otros criados, en mayor número que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente les envió a su hijo, pensando: «A mi hijo lo respetarán». Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia». Le echaron mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. ¿Qué os parece? Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿que hará con esos labradores?
Le respondieron:
-Acabará de mala manera con esos malvados, y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo.

Fecha: 
Viernes, Marzo 17, 2017
Cita de la oración: 
Domingo - 27 Tiempo ordinario
Comentario: 

La tragedia de estos labradores comenzó a fraguarse cuando pretendieron hacerse dueños de la viña que el Señor les había confiado. Ello les llevó a dar muerte a los profetas enviados para su salvación y a ser rechazados por su maldad y por su esterilidad.

Cuando el interés inmediato nos ciega somos incapaces de reconocer al Hijo enviado. Entramos en un dinamismo de ceguera y de muerte. Perdemos la vocación a la que hemos sido llamados, siendo alejados del Reino y de sus frutos.

En la comunidad cada uno de nosotros es simple administrador del don de Dios, cultivando la viña del Señor para dar frutos de comunión y de servicio. Hemos recibido una viña plantada, cercada, con lagar y casa para dar frutos de convocatoria fraterna y solidaria. Nadie puede reducir la vida fraterna a la satisfacción de sus intereses, anteponiendo las exigencias de la propia psicología o del proyecto personal a la realización del Reino para los jóvenes y los pobres. Hemos de vivir como asalariados del proyecto de Dios.