Loading...

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que os parecéis a sepulcros blanqueados: por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muerto y podredumbre! Lo mismo pasa con vosotros: por fuera parecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de maldad.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y adornáis los mausoleos de los justos! Decís: «Si hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados, no habríamos colaborado en la muerte de los profetas». Pero lo que atestiguáis es que sois hijos de quienes mataron a los profetas.
¡Colmad también vosotros la medida de vuestros antepasados!

Fecha: 
Miércoles, Agosto 30, 2017
Cita de la oración: 
Miércoles - 21 Tiempo ordinario
Comentario: 

La hipocresía farisaica provoca la doble vida. Y no hay nada que pueda destruirnos tanto como llevar una doble vida: Ante los demás aparentar ser personas ejemplares e intachables y por dentro auténticos sepulcros, repletos de podredumbre y de maldad.

Y en esto hemos de ser muy lúcidos. No es el cumplimiento quien salva sino el amor. En nuestra vida no hemos de cumplir porque está mandado, por miedo al que dirán o al qué pasará, por aparecer perfecto. ¡Eso no es otra cosa que hipocresía! Y, muchas veces, experimentamos que viviéndonos así, vamos almacenando un cierto malestar y una insatisfacción teñida de amargura que se transmite a la menor oportunidad. Se hace y se sirve con la boca, con las manos, pero no con el corazón. Estamos llamados a hacer, a servir, porque nos sale de dentro, porque lo necesita el hermano, porque nos lo pide Dios.

No es tan importante cuantas cosas hacemos, sino cómo y porqué las hacemos, qué amor ponemos en lo que hacemos. Aunque sean menos cosas, aunque sean más pequeñas, pero hacerlas con generosidad, con entera gratuidad. La autenticidad no está en el rigor sino en el amor.