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Así que velad, porque no sabéis qué día llegará vuestro Señor. Tened presente que si el amo de casa supiera a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no le dejaría asaltar su casa. Lo mismo vosotros, estad preparados; porque a la hora en que menos penséis, vendrá el Hijo del hombre.
Portaos como el criado fiel y sensato, a quien el señor pone al frente de su servidumbre para que les dé de comer a su debido tiempo. Dichoso ese criado si, al llegar su señor, lo encuentra haciendo lo que debe. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Sin embargo, si ese criado es malo y piensa: «Mi señor tarda»; y se pone a golpear a sus compañeros y a comer y a beber con los borrachos; cuando su señor llegue, el día en que menos lo espera y a la hora en que menos piensa, le castigará con todo rigor y le tratará como se merecen los hipócritas. Entonces llorará y le rechinarán los dientes.

Fecha: 
Jueves, Agosto 31, 2017
Cita de la oración: 
Jueves - 21 Tiempo ordinario
Comentario: 

Las responsabilidades o los servicios encomendados por la comunidad, en nombre del Señor, hemos de vivirlos con auténtica responsabilidad y vigilancia.

Estar en vela es saber vivir el tiempo presente, es el ser «yo», «aquí», «ahora», «con esta gente» y «por ellos». Vivir el tiempo presente, con actitud de servicio es la única manera de poder vivir la vocación. Es el hoy lo que está a nuestro alcance. Es el hoy que soy llamado a servir «y dar la comida a su hora». Es hoy cuando estoy llamado a vivir en plenitud mi vocación.

Cuando nos dejamos estar y ensoñamos con tiempos mejores o distintos que nunca llegan o al menos, nunca llegan como los habíamos pensado, no hacemos más que ir retrasando nuestro servicio y evadiendo nuestras responsabilidades. Y así corremos el riesgo de ir malgastando nuestra vida y no comprometiéndonos nunca con nadie.

Nuestra vocación de Presencia exige por sí misma una actitud de vigilancia que nos hace vivir el «estés presente» en cada uno de los momentos de la vida y eso tiene un espacio y un tiempo. Es aquí y ahora. No mañana o en otro momento u otro lugar. Esto no sería mas que malgastar los dones y oportunidades de servicios que el Señor nos regala cada día y es cada día que estamos llamados a vivirlo. Por eso, llegado el momento, de lo que responderemos no es tanto de lo poco o mucho que hicimos, sino de si estuvimos presentes o ausentes, en la actitud de servicio que el Señor en la comunidad nos ha puesto a cada uno.