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Entonces uno de los doce, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes, y les dijo:
-¿Qué me dais si os lo entrego?
Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata.
Y desde ese momento andaba buscando ocasión para entregarlo.
El primer día de la fiesta de los panes sin levadura se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-¿Dónde quieres que te preparemos la cena de pascua?
El contestó:
-Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: «El maestro dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la cena de pascua en tu casa con mis discípulos».
Ellos hicieron lo que Jesús les había mandado y prepararon la cena de pascua.
Al atardecer, se puso a la mesa con los doce, y mientras cenaban les dijo:
-Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno:
-¿Soy yo, Señor?
Jesús respondió:
-El que come en el mismo plato que yo, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, tal como está escrito de él; pero ¡ay de aquél que entrega al Hijo del hombre! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!
Entonces preguntó Judas, el traidor:
-¿Soy yo acaso, maestro?
Y Jesús le respondió:
-Tú lo has dicho.

Fecha: 
Sábado, Abril 28, 2018
Cita de la oración: 
Miércoles - 03 Semana Santa
Comentario: 

¡Es impresionante cómo Judas negocia con los enemigos de Jesús el precio de su traición! “¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?”. ¿Qué proceso ha recorrido desde su elección como apóstol hasta llegar a pactar con los enemigos la venta de su Señor? ¿Cómo se puede permanecer con Jesús tanto tiempo y, al mismo tiempo, ir alejando de Él el propio corazón?

“Desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”. Misteriosa aventura: una elección que se transforma en tragedia y en desesperación.

No podemos juzgar a nadie porque todos somos débiles y estamos expuestos al pecado. Sin embargo, aun dentro del respeto a la libertad personal, también nosotros hemos experimentado la tristeza del abandono por parte de algún hermano. Hemos compartido juntos la misma mesa y el mismo amor. Hemos orado juntos al Padre para entrar en el Reino. Hemos prometido fidelidad hasta la muerte en la fraternidad. ¿Cuándo y cómo empezó el proceso interior de alejamiento? ¿Cuándo el corazón cambió de orientación y comenzó a otear nuevos rumbos?

El anuncio de la traición produce consternación en los hermanos. Cada uno intenta discernir sobre su fidelidad y pregunta a Jesús: “¿Soy yo acaso, Señor?”. Triste despedida la de Judas precisamente en la cena de la alianza pascual. Triste desenlace el de su desesperación y suicidio.

Señor, haznos fieles en lo pequeño para fortalecer el amor permanente. Que nunca nuestros intereses condicionen nuestra fidelidad a la vocación. Fuera de ti no pretendemos medrar en negocio alguno.