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También habéis oído que se dijo a nuestros antepasados: No jurarás en falso, sino que cumplirás lo que prometiste al Señor con juramento. Pero yo os digo que no juréis en modo alguno; ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del gran rey. Ni siquiera jures por tu cabeza, porque ni un cabello puedes volver blanco o negro. Que vuestra palabra sea sí, cuando es sí; y no, cuando es no. Lo que pasa de ahí, viene del maligno.

Fecha: 
Sábado, Junio 17, 2017
Cita de la oración: 
Sábado - 10 Tiempo ordinario
Comentario: 

Basta decir sí o no. Que la palabra dada sea auténtica. La fe y la vocación se alimentan de la fidelidad a la propia opción. La fidelidad no está atada a meras ataduras jurídicas, juramentos hechos, sino al sí renovado cada día a la propia opción. Y el no expresado en cada situación que pueda alejarnos de la Palabra y de los hermanos.

Es la propia convicción interior, la fidelidad a uno mismo, al sí expresado lo que el Señor espera de nosotros.

Hemos de ser verdaderamente responsables de nuestra propia vida, de nuestras opciones, de nuestros sí y de nuestros no y, asumir por necesidad vital, y no sólo por imperativos categóricos que nos vienen de fuera, las decisiones tomadas personalmente o tomadas en comunidad.

Sólo así podremos permanecer fieles a la Palabra dada en los momentos de dificultad. Y no andar constantemente revisando el sí o el no, alegando que fueron las circunstancias, o la fuerza de la ley la que obliga cansinamente mi permanencia.