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No déis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen, se vuelvan contra vosotros y os destrocen.
Así pues, tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros, porque en esto consisten la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por él. En cambio es estrecha la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran.

Fecha: 
Martes, Junio 27, 2017
Cita de la oración: 
Martes - 12 Tiempo ordinario
Comentario: 

Traten a los demás como quieren que ellos los traten.

¡Qué importante es ponernos en el lugar de los demás! Al fin y al cabo, el Evangelio no es tan complicado. Es simplemente reubicar el centro de atención. No soy yo ni mi propia satisfacción lo que sirve de referencia para encontrar el camino de la vida. Lo que yo necesito y tantas veces reclamo, puede ser un indicador de lo que también los otros necesitan. Y entonces, posibilitarlo desde mis posibilidades.

Pero este es un camino estrecho. Es ancho el camino de la propia satisfacción. Hacerme el centro de la Comunidad, de los trabajos, de los proyectos y creerme que soy feliz o desgraciado en la medida que cubro mis propias necesidades de autorrealización. Y este camino ancho es el que nos lleva a la perdición. Poner la propia satisfacción como referencia de la vida es vivir en permanente insatisfacción, pues experimentamos de continuo que nuestro corazón es insaciable. Y entonces corremos el riesgo de utilizar al otro en el propio provecho.

La propuesta de Jesús es justo lo contrario: «Traten a los demás como quieren que ellos los traten».

La necesidad de ternura, de cercanía, de perdón, de reconocimiento, de ser aceptados y queridos tal como somos, es el camino a ir recorriendo en el encuentro con el hermano, el joven y el pobre concreto. Eso que es tan importante para nosotros es lo que estamos llamados a ofrecer y entregar. Y entonces, podremos experimentar con gozo y gratuitamente que ahí, justo en la entrega, encontramos el camino de realización de nuestra propia vida. Por que en definitiva, poseemos realmente sólo aquello que entregamos. Y sólo tratando a los demás como queremos que ellos nos traten, se hace posible la comunidad en todos sus ámbitos con las actitudes que expresamos en Id. 33.1

Y este camino pocos dan con él, pero a nosotros y por gracia, se nos ha dado a conocer.