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En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.
Jesús le contestó: Voy yo a curarlo.
Pero el centurión le replicó: Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

Fecha: 
Lunes, Diciembre 4, 2017
Cita de la oración: 
Lunes- 01 Adviento
Comentario: 

Cafarnaún tenía guarnición militara romana. El jefe de la misma cuida de su gente, de sus criados. Le conmueve el sufrimiento de uno de ellos. Buscando remedio, piensa en Jesús y sale a su encuentro.

Jesús , admirado pro la solidaridad y la sensibilidad del centurión, se invita a su casa prometiéndole la curación. El centurión no quiere molestar al Señor y le ruega que con una sola palabra cure a su criado. No soy digno de que entres en mi casa; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano La humildad conmueve a Jesús, admirando también la fe tan grande de este soldado romano.

La iglesia ha perpetuado durante los siglos las palabras del centurión a la hora de prepararnos para la comunión eucarística.

Salimos al encuentro del Señor como el centurión sale al encuentro de Jesús en Cafarnaum. Movidos por la necesidad de tantos jóvenes y pobres acudimos a Jesús en este Adviento, renovando nuestro corazón solidario y convocante.

Tenemos la certeza de que la palabra de Jesús es capaz de levantarnos de nuestra debilidad. En este Adviento sentiremos, desde la Palabra, la venida novedosa del Señor.