Desde hace dos años, el 21 de marzo se está convirtiendo en un espacio reivindicativo de encuentro y conocimiento mutuo. Todas las actividades que tuvieron lugar surgieron de los vecinos y vecinas del Distrito que tienen la necesidad de contar, expresar, decir sobre sus pequeñas historias, cotidianas vidas que pueden resultar lejanas o desconocidas. Vecinos y vecinas que pusieron voz, sus miradas retenidas en fotografías, que tiñeron de colores las paredes, que regalaron flores, que dieron a probar su cultura, sus sabores...