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Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal; al contrario, a quien te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, dale también el manto; y al que te exija ir cargado mil pasos, ve con él dos mil. Da a quien te pida, y no vuelvas la espalda al que te pide prestado.

Habéis oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen también eso los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos ¿qué hacéis de más? ¿No hacen lo mismo los paganos? Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

Fecha: 
Domingo, Febrero 19, 2017
Cita de la oración: 
Domingo - 07 Tiempo ordinario
Comentario: 

La perfección a que nos llama el Padre es la vivencia y la práctica del Amor verdadero.

El amor cristiano no es fruto de nuestra psicología o de nuestras conveniencias. No es un sentimiento humano limitado a las normas de las relaciones cercanas y a la lógica social.

El Señor nos indicó el criterio fundamental del amor verdadero: El Padre hace salir el sol sobre buenos y malos y manda la lluvia a justos e injustos. En este amor incondicional radica la perfección del Padre.

El amor cristiano aprende de Jesús a amar: Como yo os he amado. Un amor universal (a todos los hombres), un amor encarnado (a partir de las necesidades), un amor gratuito (sin buscar recompensa), un amor comunitario y significativo.

Este amor será el criterio fundamental para discernir toda profecía del Reino y nuestra condición de discípulos de Jesús.

Este amor nos hace bienaventurados: Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer…