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Llegaron a la otra orilla del lago, a la región de los gerasenos. En cuanto saltó Jesús de la barca, le salió al encuentro de entre los sepulcros un hombre poseído por un espíritu inmundo. Tenía su morada entre los sepulcros y ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo. Muchas veces había sido atado con grilletes y cadenas, pero él había roto las cadenas y había hecho trizas los grilletes. Nadie podía dominarlo. Continuamente, día y noche, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras.
Al ver a Jesús desde lejos, echó a correr y se postró ante él, gritando con todas sus fuerzas:
-¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.
Es que Jesús le estaba diciendo:
-Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Entonces le preguntó:
-¿Cómo te llamas?
El le respondió:
-Legión es mi nombre, porque somos muchos.
Y le rogaba insistentemente que no los echara fuera de la región.
Había allí cerca una gran piara de cerdos, que estaban hozando al pie del monte, y los demonios rogaron a Jesús:
-Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
Jesús se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron, entraron en los cerdos, y la piara se lanzó al lago desde lo alto del precipicio, y los cerdos, que eran unos dos mil, se ahogaron en el lago.
Los porquerizos huyeron y lo contaron a ver lo que había sucedido. Llegaron donde estaba Jesús y, al ver al endemoniado que había tenido la legión sentado, vestido y en su sano juicio, se llenaron de temor. Los testigos les contaron lo ocurrido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces comenzaron a suplicarle que se alejara de su territorio.
Al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía que le dejase ir con él. Pero no le dejó, sino que le dijo:
-Vete a tu casa con los tuyos, y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido compasión de ti.
El se fue y se puso a publicar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho con él, y todos se quedaban maravillados.

Fecha: 
Monday, January 29, 2018
Cita de la oración: 
Lunes - 04 Tiempo ordinario
Comentario: 

Es realmente impresionante la situación de este pobre hombre, poseído por tantos malos espíritus y abandonado a su suerte entre sepulcros, rondando por los cerros solitarios.

Jesús sale a su encuentro, remando en la barca hacia la otra orilla del lago.

Jesús al verlo exclamó: Espíritu malo, sal de este hombre. La compasión de Jesús actúa a pesar de la resistencia inicial del Maligno. Tras su curación el hombre permaneció sentado, vestido y en su sano juicio, después de que la manada de cerdos se arrojara al lago desde lo alto de precipicio.

Jesús dignifica la vida de aquel hombre, haciéndole su enviado entre los suyos, testigo y profeta de la misericordia del Señor.

Jamás podremos desconfiar de la misericordia de Dios, aún con los más alejados y perdidos. Dios es capaz de hacer, de un loco y poseso, un profeta de su Reino.