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Queridos amigos:

 

Este Domingo de la Ascensión quiero compartir con vosotros la alegría de que, en el camino que avanza, Jesús nos asegura su compañía pase lo que pase.

Tras 70 días confinados pasamos por fin a la fase 1 de la desescalada, desde mañana son posibles los encuentros familiares, se han abierto los comercios y hemos recuperado las misas dominicales presenciales. ¡Esto nos da mucho ánimo! Aunque la verdad es que ESTAMOS VIVIENDO EN EL “YA, PERO TODAVÍA NO”: cada vez “un poco más normalizados”, pero a la vez con casi otro mes de desescalada por delante. ¡Esto nos llama a la prudencia! Así estamos hoy, entre el ánimo y la prudencia, entre la alegría y la vigilancia. Y esto a todo nivel: sanitario, económico, familiar, personal…

Y también a nivel parroquial: HEMOS ABIERTO LAS IGLESIAS, PERO SIN LA NORMALIDAD DE ANTES. Sin los mayores, que por prevención han de quedarse en casa, y con normas sanitarias en los templos que durarán todo el año, hasta que se encuentre la vacuna… Si algo estamos aprendiendo todos en este tiempo de Pandemia es que la inseguridad y la incertidumbre forman parte de la vida, y que estamos llamados a vivir adaptándonos y reinventándonos.

 

  1. lo más importante es que las recuperadas misas en la iglesia son una oportunidad de renovación interior para todos. Yo creo que en este contexto Jesús nos llama a VIVIR CON MÁS CONCIENCIA LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS. En la misa presencial de la iglesia y en las televisadas de las casas recemos unos por otros, sintiéndonos unidos al mismo Jesús y parte de la misma comunidad en camino. Pidamos unos para otros el Espíritu de Dios, que nos llama a mirar la parroquia entera como una familia de hermanos.

 

Y también creo que en este momento Jesús nos llama a VIVIR EL AGRADECIMIENTO, LA PETICIÓN Y LA OFRENDA, CON MÁS FUERZA QUE NUNCA.

Agradecimiento a Dios por la vida y la salud de cada día, que es el bien que hemos aprendido a valorar y cuidar. Ojalá la pandemia nos haya hecho más humildes. “Eucaristía” significa “acción de gracias”: vivámosla así.

Petición esperanzada por los familiares y vecinos enfermos o difuntos, y por tantos que ahora enfrentan un futuro laboral muy difícil. Ojalá el sufrimiento compartido nos esté haciendo más fraternos. La mesa de la eucaristía es el anticipo de la mesa del Reino de Dios, donde el aforo es infinito y los abrazos y el pan llegan a todos.

 

Ofrenda misionera para seguir dando lo mejor de nosotros, porque en cada misa lo que hacemos es unirnos a la ofrenda de Jesús al Padre, y con él elegimos vivir la vida como entrega a Dios y los hermanos. Ojalá la necesidad común nos haga más solidarios. La colecta de este domingo y el siguiente será para apoyar el Hogar materno-infantil “Ave María”, que pasa por una difícil situación económica.

 

  1. el evangelio de este domingo de la Ascensión JESÚS DICE: “YO ESTARÉ CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS”. Lo dijo a sus discípulos en el monte y nos lo dice a nosotros hoy. Nos lo dice a los que podemos venir ya a la iglesia y a los mayores que seguís las misas televisadas. Nos lo dijo en el confinamiento, y nos lo dice en la desescalada que tenemos por delante… El está con nosotros, con cada uno en su circunstancia… Todos los días, no importa la fase… Que lo que nos toque vivir lo vivamos con él y como él, agradeciendo su compañía.

 

Ojalá sepamos vivir este tiempo del “ya, pero todavía no” con paciencia, responsabilidad y esperanza, sabiéndonos acompañados por Jesús cada día. En este 24 de mayo, fiesta de María Auxiliadora, madre de Jesús y madre nuestra, recibid un abrazo.

 

Mariano