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Comenzamos con esta publicación una serie de reflexiones inspiradas en el documento "Instrumentum laboris". Además de esta propuesta,  los RRPP os están ofreciendo estas semanas que dura el Sínodo la invitación a rezar teniendo presente el mismo así como a nuestros jóvenes.

Forman parte de la reflexión y oración de hermanos y hermanas del movimiento que nos comparten en estos días.

Pidamos a Jesús que nuestra mirada y nuestros oídos se abran para poder recibir lo que tantos jóvenes hoy necesitan, hoy nos piden, hoy nos ofrecen:

 

El sínodo ya ha comenzado. Pero llevamos tiempo preparándonos para ello. El primer paso dado ha sido ponernos a la escucha…especialmente de los jóvenes. Una escucha que ante todo reconoce al joven como voz de Dios, “Creemos que cada día el Padre nos interroga: el clamor de los pobres y de tantos jóvenes es voz de Dios” Credo Adsis 6.

En un momento donde como Iglesia y como Adsis sentimos la urgencia de renovarnos para responder a la realidad concreta en la que vivimos insertos, recibimos la invitación de reconocer en la vida de los jóvenes la invitación de Jesús a optar con Él por la Vida, recorrer con todos el camino que nos lleve a la “alegría del amor”.

Necesitamos una mirada que supere los bloqueos de nuestras dificultades para la respuesta, los análisis rápidos que sólo manifiestan el cambio de las nuevas generaciones, las valoraciones que incapacitan a los jóvenes para la respuesta a Jesús… tal vez demasiado cerrada en las formas de nuestras antiguas respuestas.

Necesitamos dejar que el joven nos hable de los jóvenes, que ellos ganen protagonismo en nuestros equipos, en nuestras comunidades, en nuestras planificaciones… ellos mejor que nosotros conocen lo que sueñan, lo que buscan, lo que necesitan de nosotros y lo que hemos de dejar a un lado para facilitar el encuentro con ellos.

Son los jóvenes los que ya han hablado y nos han pedido participación, referencia coherente y auténtica, compromiso con las situaciones de mayor dificultad, acompañamiento para leer junto a ellos la realidad y encontrar el paso del Señor de la Vida.

Reconocer implica sentir que el otro tiene algo que decirme, y que es algo importante. Es volver a conocer una realidad, tal vez ya muy sabida y estudiada, para que desde otro punto de vista, con una mirada más limpia y creativa, llegue a nosotros revestida de novedad y reto.

Estamos ante la posibilidad de crear algo bueno, donde lo viejo y lo nuevo ponen lo mejor de sí en un fin común: que seamos más los que conozcamos a Jesús y en Él encontremos en tesoro de nuestra vida.

Pidamos a Jesús que nuestra mirada y nuestros oídos se abran para poder recibir lo que tantos jóvenes hoy necesitan, hoy nos piden, hoy nos ofrecen.