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Queridos hermanos y hermanas:

 Llegados de diversos países de América y Europa, con su diversidad de culturas e idiomas, habiendo escuchado juntos al Espíritu, agradecemos la riqueza y pluralidad de experiencias. Nos ha llenado de gozo sentir tanta vida entregada y fecunda en diversos lugares.

 En unión a tantos jóvenes y pobres de este mundo, que vive con dolores de parto, queremos mirar con la atención y hondura de Jesús para descubrir con asombro lo nuevo de la acción de Dios. Mirar también en la oscuridad de la noche, y descifrar en las constelaciones las frases secretas que Dios va escribiendo para nuestro hoy y nuestro mañana. De esa manera, queremos pasar a la otra orilla, insospechada y periférica, desinstalándonos de lo conocido y viejo.

 Las celebraciones nos han ayudado a acoger juntos la presencia de Dios en los jóvenes y los pobres, a descubrir con novedad su Palabra, y a tener un mismo espíritu para navegar mar adentro en la misma barca.

 En el esfuerzo por concretar la renovación desde la presencia hemos priorizado caminos nuevos que nos ilusionan, desafían y llenan de esperanza. Destacamos: dar protagonismo a los jóvenes en AJ y la nueva evangelización, educar nuestra mirada, configurar comunidades más ministeriales y corresponsables, en el cuidado al crecimiento personal y la dimensión humana de cada miembro del Movimiento.

 La construcción común nos ha unido en apuestas que iluminan el camino de los próximos años, respirando el aire fresco del Espíritu que elimina miopías, miedos y parálisis; y nos lanza, desnudos de egoísmos, a la creatividad y audacia, energías para un mundo nuevo.

Deseamos que todo lo vivido siga dando frutos, animando y recreando las comunidades y la comunión en el Movimiento.

 

Con todo cariño.

Hermanos y hermanas de la IV Conferencia.