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Al ver a la gente, Jesús subió al monte, se sentó, y se le acercaron sus discípulos. Entonces comenzó a enseñarles con estas palabras:
Dichosos los pobres en el espíritu,
porque suyo es el reino de los cielos.
Dichosos los que están tristes,
porque Dios los consolará.
Dichosos los humildes,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed
de hacer la voluntad de Dios,
porque Dios los saciará.
Dichosos los misericordiosos,
porque Dios tendrá misericordia de ellos.
Dichosos los que tienen
un corazón limpio,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que construyen la paz,
porque serán llamados hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos
por hacer la voluntad de Dios,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos seréis cuando os injurien y os persigan, y digan contra vosotros toda clase de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque será grande vuestra recompensa en los cielos, pues así persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

Fecha: 
Lunes, Junio 12, 2017
Cita de la oración: 
Lunes - 10 Tiempo ordinario
Comentario: 

Las Bienaventuranzas de Mateo nos presentan el programa para la construcción del Reino, para la realización de la nueva sociedad donde reine Dios. Las bienaventuranzas es el programa de los discípulos porque es en primer lugar la manera de ser de Dios.

Las condiciones para que sea posible el Reino son dos: la renuncia a toda ambición, expresada en la opción por la pobreza (Dichosos los que eligen ser pobres), y la fidelidad a esa renuncia a pesar de la oposición que puede suscitar, o las dificultades internas y externas que experimentemos. (Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad).

La opción por la pobreza, es la puerta de entrada al reino de Dios, es decir, abre la posibilidad de una vida nueva, porque extirpa la raíz de la injusticia, de la ambición humana, que lleva a la acumulación de la riqueza, a la búsqueda del prestigio social y al dominio sobre otros. Optar por la pobreza significa tomar partido por Dios y, con él, por el bien del hombre y la propia plenitud. Es no querer otra cosa que ser hijo y hermano y en función de ser hijo y hermano vivir toda realidad, toda posesión, toda relación.

Sólo la comunidad que vive esta opción y se mantiene fiel a ella, será una comunidad significativa en su Presencia entre jóvenes y pobres. Los pobres encontrarán en el nuevo tipo de relación humana una esperanza y una alternativa a su situación.

La liberación de los pobres se expresa de estas tres maneras: los que sufren por la opresión encontrarán el consuelo; los sometidos heredarán la tierra, es decir, gozarán de plena libertad e independencia; los que ansían justicia verán colmada su aspiración. Los jóvenes podrán encontrar en el testimonio de una vida pobre, al servicio de los pobres, la respuesta a muchas de sus búsquedas y aspiraciones de felicidad.

Las bienaventuranzas nos recuerdan que toda vida en el Espíritu es opción y es renuncia, es ejercicio y es también vaciamiento. Es tener menos como condición para ser más y para crecer...