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Durante los días 13 al 15 de agosto, con la compañía la de intensa lluvia valdiviana, la mayor parte de Hermanos y Asociados de Chile nos hemos encontrado para tener unos días de oración, comunicación y reflexión sobre algunos aspectos de nuestra vida y presencia comunitarias.

Partimos de nuestra experiencia de dejarnos moldear por el Señor, al igual que la vasija en manos del alfarero (Jer 18, 1-6). 

Para poner en sintonía el corazón, comenzamos con un retiro animado por Sor Jaqueline, religiosa de la Congregación Santa Marta, que se tituló Discípulos misioneros de la misericordia. Con sencillez, partimos de nuestra experiencia de dejarnos moldear por el Señor, al igual que la vasija en manos del alfarero (Jer 18, 1-6). En la oración personal se nos invitaba a orar con las actitudes del discípulo y desde las experiencias que nos acercan a ser misericordiosos como el Padre (asumir la propia cruz para estar cercanos a las cruces de otros, amar para aprender a renunciar a uno mismo, dejarse cuidar en el abrazo del Padre, etc.). Más tarde,  nos centramos en Jesús y su propuesta de discipulado samaritano rezando la propia experiencia de entrega, los prejuicios a la hora de amar, la vivencia de que

“la primera oración que llega a Dios es, sin duda, el grito desesperado de los oprimidos (Id. 16.3)"

y la comunicación desde los criterios vocacionales.

Después se dio espacio para la comunicación interpersonal, momento en que los ecónomos e interiores se juntaron para compartir las vivencias de sus respectivos servicios durante el último tiempo.

En otro momento recogimos la experiencia actual de la presencia en nuestras comunidades a partir de la comunicación personal en grupos sobre la Interioridad y presencia con los jóvenes y los pobres, documento orado y meditado previamente.

Asimismo, a la luz  de un trabajo previo de reflexión sobre acompañamiento de jóvenes, pusimos en común en un plenario la vivencia de la significatividad de nuestras comunidades para la presencia, los dones que nos sentimos llamados a poner  al servicio de otros y las formas de acompañar hoy a los jóvenes con los estamos. 

En lo concreto, pudimos avanzar en la intuición del trabajo de comunión en la pastoral con jóvenes, abordando algunas concreciones de las próximas actividades comunes que queremos llevar a cabo (iniciativa en verano, retiro de Pascua, encuentro de invierno). Los diálogos se desarrollaron en torno al para qué de las experiencias y la participación de las comunidades y los hermanos.

También aprovechamos una de las noches para visualizar alguna de las presentaciones de la Conferencia General de Julio y para que una de las hermanas que participó nos contara su propia vivencia y las inquietudes y certezas que pudo recoger de aquel encuentro.  

En el ámbito celebrativo, tuvimos la oportunidad de recoger en una misa la oración del retiro; así como acercarnos una tarde a la misa de la pastoral universitaria en la catedral de Valdivia.

Con el corazón agradecido por tantos dones que Dios derrama en nuestras comunidades asumimos el inicio de este semestre, deseando poder crecer en la experiencia de ser discípulos misioneros de la misericordia junto con los jóvenes y pobres con los que vivimos. Que el Espíritu sople para que nos dejemos moldear y ser vasijas a su medida. 

Autora: Helena Román.