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Seis días antes de la fiesta judía de la pascua, llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Ofrecieron allí una cena en honor de Jesús. Marta servía la mesa y Lázaro era uno de los comensales. María se presentó con un frasco de perfume muy caro, casi medio litro de nardo puro y ungió con él los pies de Jesús; después los secó con sus cabellos. La casa se llenó de aquel perfume tan exquisito. Judas Iscariote, uno de los discípulos -el que lo iba a traicionar- protestó, diciendo:
-¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?
Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella.
Jesús le dijo:
-¡Déjala en paz! Esto que ha hecho anticipa el día de mi sepultura. Además, a los pobres los tenéis siempre con vosotros; a mí, en cambio, no siempre me tendréis.
Un gran número de judíos se enteró de que Jesús estaba en Betania y fueron allá, no sólo para ver a Jesús, sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos. Los jefes de los sacerdotes tomaron entonces la decisión de eliminar también a Lázaro, porque, por su causa, muchos judíos se alejaban de ellos y creían en Jesús.

Fecha: 
Monday, April 10, 2017
Cita de la oración: 
Lunes - 01 Semana Santa
Comentario: 

La casa de Betania es símbolo de la comunidad redimida por Jesús en la resurrección de Lázaro. La nueva vida de Lázaro es fruto del camino cuaresmal en el que los hermanos hemos renacido a la gracia de la conversión, rotas las ataduras del pecado.

Los tres hermanos representan los diversos ministerios que se ejercen en la comunidad. Lázaro participa en la mesa fraterna, presidida por Jesús. Marta sirve a propios y a extraños.  María se entrega a la adoración amorosa del Señor.

María anticipa, con la unción perfumada, la sepultura de Jesús. “Una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso”. Arrodillada unge los pies de Jesús y los enjuga con su cabellera. Esta es la principal tarea de esta semana santa: contemplar y adorar al Señor. Ungido con el perfume del amor comunitario y ungido por con la fuerza del Espíritu en la resurrección.

La comunidad se llena de la fragancia del perfume. Todos los hermanos nos aprestamos a acrecentar la adoración por amor en este tiempo apasionado. La eficacia de la pasión se mide más por el amor extremo que por los resultados inmediatos. Siempre tendremos tiempo para atender a los pobres. Estos días son para la unción del Señor, para la contemplación de sus misterios, para renovar el amor fundamental que es el puente de la Vida nueva.

Nuestra comunidad ha de ser nueva Betania, convocante en tiempo de Pascua. En ella los jóvenes y los pobres podrán encontrar a Jesús y a los hermanos resucitados a una Vida nueva.