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Llegaron de nuevo a Jerusalén y, mientras Jesús paseaba por el templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos, y le dijeron:
-¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?
Jesús les respondió:
-También yo os voy a hacer una pregunta. Si me contestáis os diré con qué autoridad hago yo esto. ¿De dónde procedía el bautismo de Juan: de Dios o de los hombres? Contestadme.
Ellos discurrían entre sí y comentaban:
-Si decimos que de Dios, dirá: Entonces, ¿por qué no le creísteis? Pero ¿cómo vamos a responder que era de los hombres?
Tenían miedo a la gente, porque todos consideraban a Juan como profeta. Así que respondieron a Jesús:
-No sabemos.
Jesús les contestó:
-Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.

Fecha: 
Saturday, June 2, 2018
Cita de la oración: 
Sábado - 08 Tiempo ordinario
Comentario: 

De nuevo la pregunta capciosa. ¿Con qué autoridad haces esto?, le preguntan. No es una pregunta sincera con intención de saber, sino una pregunta para tenderle una trampa. Como en otros casos similares Jesús no responde. No responde a Caifás ni a Herodes ni a Pilatos. Y es que cuando no hay disposición para la verdad, tampoco hay disposición para aceptar sus pruebas. Por eso en esta ocasión Jesús contesta con otra pregunta. Muchas de nuestras preguntas a Dios, pueden estar enmarcadas en esta actitud. ¿Dudamos porque no sabemos, no entendemos, o no nos atrevemos?, aunque los signos estén claros. La autoridad de Jesús es la coherencia de vida y obra y ante unos sumos sacerdotes, letrados y senadores que envueltos en la maraña de la ley, honraban a Dios con los labios pero su corazón estaba lejos de él.

Para entender las cosas, actuaciones de Jesús, también nuestro corazón y no sólo nuestros labios ha de desear por encima de todo la voluntad de Dios. Esta es la actitud a cultivar y pedir permanentemente.