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Por entonces, el tetrarca Herodes oyó hablar de Jesús, y dijo a sus cortesanos:
-Es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos; por eso actúan en él los poderes milagrosos.
Es que Herodes había detenido a Juan, lo había encadenado y lo había metido en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Pues Juan le decía:
-No te es lícito tenerla por mujer.
Y, aunque quería matarlo, tuvo miedo al pueblo, que lo tenía por profeta.
El día que se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en público y agradó tanto a Herodes que éste juró darle lo que pidiese. Ella, azuzada por su madre, le dijo:
-Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se entristeció, pero por no romper el juramento que había hecho ante los comensales, mandó que se la dieran, después de enviar emisarios para que cortaran la cabeza a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, la cual a su vez se la llevó a su madre. Después vinieron sus discípulos, recogieron el cadáver, lo sepultaron, y fueron a contárselo a Jesús.

Fecha: 
Saturday, August 5, 2017
Cita de la oración: 
San Ignacio de Loyola
Comentario: 

Herodes Antipas ha oído hablar del movimiento que había surgido en torno a Jesús y le da su propia explicación. Debe haber resucitado Juan el Bautista y debe haber reanudado sus actividades en Jesús. Las energías de Juan actúan en Jesús. Estas afirmaciones confirman el gran prestigio que entonces tenía Juan en general, y en particular en la opinión de Herodes.

Al mismo tiempo se da a entender aquí el temor ante el juicio de Dios, que experimenta el que hizo dar muerte a Juan. Herodes se había apoderado del hombre de Dios, y en consecuencia Herodes tenía motivos para temer. En Juan y Jesús se perciben fuerzas prodigiosas de arriba, pruebas de poder divino. Ni siquiera Herodes puede hacerse sordo ante ellas.

La muerte del Bautista surge por causa de un juramento y por temor a unos invitados. Se da por motivos inconfesables: ambición, frialdad, debilidad, vileza, falso honor. Muere un profeta pero esta vez no porque el pueblo no creyera a Juan o no soportara su mensaje, sino por el antojo de un rey altanero y al mismo tiempo débil. La altanería de Herodes es expresión de su debilidad.

Aunque aquí Herodes está más cerca de Jesús que los mismos paisanos de Nazaret, que no perciben nada divino, sino solamente lo humano, su actitud y temor le impiden dar el paso a la conversión.

Cuando la ambición o el orgullo herido se apoderan de nosotros qué importante es reconocer la propia debilidad y traición y no aferrarnos a justificar lo que no tiene justificación y con ello encerrarnos a la posibilidad del perdón, la paz y la vida que Jesús anuncia y que también llega a nuestros oídos muchas veces sin atenderlo.