Credo Adsis
Ante la injusticia y pecado en que viven sumidos tantos hombres, sobre todo jóvenes y pobres; ante el egoísmo de unos y la desesperanza de otros; ante la insensibilidad de no pocos por los valores del Reino y la imposibilidad de ser Pueblo de Dios mientras haya opresores y oprimidos,
Creemos que, por iniciativa del Espíritu de Dios, ha nacido en nosotros una urgencia cristiana que nos impulsa a la acción. El sufrimiento de tanta miseria y la experiencia de nuestra incapacidad para acabar con ella, nos abren a Dios y nos vinculan en comunidad de hermanos.
Creemos que la vocación-misión Adsis exige un serio afrontamiento y profundo análisis de la realidad e implica un compromiso radical cristiano de transformación de la misma.
Creemos que nuestra vocación de presencia nos impulsa a vivir con toda profundidad el acontecimiento cristiano de la Encarnación de Cristo total que nace y se construye en la historia humana por obra del Espíritu.
Creemos que el hombre es el verdadero templo de Dios donde cada hermano adora al Padre en la lucha liberadora a que nos lleva el amor cristiano revolucionario.
Creemos que el hacer Cuerpo de Cristo con el oprimido y compartir su historia nos hace "bienaventurados", y al mismo tiempo que nos libera de tantos criterios y esclavitudes nos pone en estado permanente de lucha, incomprensión y persecución. Este estado es plataforma de toda oración y camino del verdadero discípulo.
Creemos que cada día el Padre nos interroga: el clamor de los pobres y de tantos jóvenes es voz de Dios. Encontramos en la Palabra y en el Pan el verdadero camino que da sentido a nuestra vida y nos compromete en ese grito de la "carne de Dios".
Creemos que cada día el Padre nos posee más profundamente y nos hace penetrar en la oración para descubrir el verdadero rostro del hombre, su vida, su trágica búsqueda e insatisfacción, la opresión indecible de tantas esclavitudes y vicios personales y sociales. Creemos que toda acción revolucionaria del cristiano fragua en la síntesis entre lucha y contemplación: en ésta, la fuerza del Espíritu nos lanza, desnudos de egoísmos, a la presencia activa en la realidad humana, previamente asumida.
Creemos que cada día el Padre nos vincula por el Espíritu en comunidad de hermanos para ofrecer en una misma vida, fe y misión, un servicio liberador a los jóvenes, a los pobres, haciéndonos "pueblo" con ellos y en ellos. Por esto creemos que nuestro Movimiento es comunión de comunidades y servicio eclesial.
Creemos que cada día el Padre nos compromete más radicalmente en opciones y servicios que completan la Pasión y significan la Resurrección de Cristo, dan sentido a nuestra vida perdiéndola y hacen presente la Iglesia en el mundo.
Creemos y amamos a Jesucristo Paciente, joven y pobre, viviente en el hombre oprimido. Creemos y amamos a Jesucristo Resucitado, viviente en el hombre comprometido.
Creemos y amamos el mundo y su historia: una historia por hacer y un mundo por construir y liberar.
Creemos y amamos la Iglesia, prefigurada y engendrada en María, bajo cuyo auxilio vive, pueblo caminante, santo y pecador a la vez, cuerpo que crece, de quien recibimos la vida y a quien con la nuestra engendramos.
Creemos y esperamos en el Reino que construimos y que se manifiesta en el hombre nuevo y liberado.
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