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La exaltación de la Santa Cruz

Nadie ha subido al cielo, a no ser el que vino de allí, es decir, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él.

Es importante que los jóvenes lleguen a entender y aceptar que la plataforma privilegiada del Reino es el interior de la persona. Es en el corazón, sede de los planteamientos, actitudes y opciones.

Comentario: 

Mirar la cruz. ¿Qué vemos? Juan nos lo dice: El gran amor de Dios: “Tanto amó Dios al mundo…”

La cruz nos manifiesta que el amor de Dios es universal e incondicional, es a todas las personas sin excepción (todo el mundo) y en Dios el amor de respuesta es buscado porque el amor pide amor, pero no es nunca condición para comenzar y seguir amando «hasta el fin», porque el amor ama y basta.

Juan en este breve texto lo repite diciendo: “para que tengan vida” y “porque no le envía al mundo para condenar, sino para que se salve”. Es otra manera de expresar al amor que Dios nos tiene.

¿Experimento el amor de Dios en mí? ¿Este amor de Dios provoca amor en mí?

Tal vez la Iglesia, en otros tiempos, ha exagerado demasiado al exaltar la cruz como sufrimiento; pero ¿y la cruz como entrega, como donación de la propia vida por los demás? ¿La cruz que nos salva? No hay resurrección sin muerte como entrega…

Amar la cruz… que contradicción.