¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados en vosotras, hace tiempo que, vestidas de saco y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. Por eso, será más tolerable el día del juicio para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás!
Quien os escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a vosotros, a mí me rechaza; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.
Los jóvenes han de penetrar en las parábolas del Reino y en los personajes que se acercan a Jesús con necesidad y confianza. La fe que el Señor ve en ellos es fuente de sanación y de seguimiento.
La actividad misionera y evangelizadora de Jesús abarcaba unos pocos kilómetros cuadrados a lo largo del Mar de Galilea, alrededor de las ciudades de Cafarnaún como fueron Betsaida y Corazín. Este era el territorio en el que Jesús y sus discípulos se movían e iban anunciando la Buena noticia del Reino de Dios.
El evangelista nos relata cómo estas ciudades a pesar de ser testigos de muchos de los milagros de Jesús, se encerraron en la rigidez de sus creencias y tradiciones y no aceptaron la invitación de Jesús a convertirse y a vincularse a su proyecto.
Muchas veces a nosotros nos pasa lo mismo que a estas ciudades y no somos capaces de reconocer los milagros que Dios va haciendo en nuestras vidas.
Saborear ese milagro, recocer la iniciativa de su Amor, nos invita a ser testigos y a transmitir el Evangelio, la vocación. Además, Dios pone en nosotros una inmensa confianza: “El que los escucha a ustedes, me escucha a mí” A la vez que nos advierte de que la misión tiene dificultades… Tal vez las circunstancias en las que tenemos que desempeñarnos como discípulos misioneros nos desalientan; nos tientan a cuestionarnos, nos interpelan, pero El Señor, nos invita a seguir depositando nuestra esperanza en El.
El Evangelio siempre nos interpela, nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros ¿a qué nos está invitando hoy? ¿Qué de Corozaín y de Betsaida vemos en nuestro entorno y en nuestra propia vida
