Loading...

Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidáis la justicia y el amor de Dios! Esto es lo que hay que hacer, aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os gusta ocupar el primer puesto en las sinagogas y que os saluden en la plaza! ¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros que no se ven, sobre los que se pisa sin saberlo!

Entonces uno de los doctores de la ley tomó la palabra y le dijo:

-Maestro, hablando así nos ofendes también a nosotros.

Jesús replicó:

-¡Ay de vosotros también, doctores de la ley, que imponéis a los hombres cargas insoportables, y vosotros no las tocáis ni con un dedo!

El pecado es la negación y oposición al proyecto de Jesús. Los jóvenes necesitan, con frecuencia, reformular la verdadera concepción del pecado, que reside en vivir de valores, actitudes y acciones opuestos al Reino de Dios, en alejarse del ejercicio solidario y de la misericordia, en abandonar la referencia a la Palabra, a la oración y a los sacramentos, cerrando el corazón a la acción del Espíritu

Comentario: 

Los “ayes” de Jesús, sus lamentos por tanto desprecio hacia Dios y sus proyectos por parte de quienes más cerca se suponía debían estar de Él. La justicia de Dios tiene que ver con su disposición hacia el más pobre. Dios es justo porque es compasivo. Consecuentemente su pueblo, para practicar la justicia de Dios debería mostrar esa misma inclinación, y por eso los preceptos de Israel en favor del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y en lugar de ello la injusticia y el desprecio se ha instalado en el corazón de quienes, so pretexto de cumplir fielmente la voluntad de Dios en sus leyes y mandatos, sin embargo, los utilizan como escudo protector para defender su propia comodidad, su status o sus intereses, simulando que son propuestos y queridos por Dios cuando en realidad sólo esconden egoísmo orgulloso y autocomplaciente.