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Os digo que si uno se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios; pero si uno me niega delante de los hombres, también yo lo negaré delante de los ángeles de Dios. 

Quien hable mal del Hijo del hombre, podrá ser perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado. Si os llevan a las sinagogas, ante los magistrados y autoridades, no os preocupéis del modo de defenderos, ni de lo que vais a decir; el Espíritu Santo os enseñará en ese mismo momento lo que debéis decir.

Os digo que si uno se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios; pero si uno me niega delante de los hombres, también yo lo negaré delante de los ángeles de Dios. 

Quien hable mal del Hijo del hombre, podrá ser perdonado, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado. Si os llevan a las sinagogas,

Comentario: 

En la Palabra de hoy, Jesús nos exige tomar partido por Él con valentía y nos anima a la confianza en el Espíritu en medio de una realidad conflictiva.

Entonces y ahora, dar testimonio ante el mundo de los valores del Reino nos lleva a los cristianos a la confrontación y al conflicto.  El mensaje de Jesús supone un cuestionamiento del poder, de tener y del aparentar, ejes de las sociedades humanas de todos los tiempos.

Frente a la tentación de ser cristianos tibios, de vivir nuestra fe en el ámbito de lo privado, Jesús nos sacude con estas palabras y declara que, si optamos por su mensaje y su persona en medio de la realidad que nos ha tocado vivir, Él estará con nosotros.

Y si es firme en esta exhortación, más aún se muestra con respecto al Espíritu, contra el que no admite más que la aceptación total por nuestra parte. El Espíritu, la Ruah, el aliento de Dios. Si nos abrimos confiadamente a Él, aceptaremos nuestra verdadera condición de criaturas habitadas por la energía divina y seremos capaces de ser testigos del Señor cuando las circunstancias lo requieran.