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Jesús añadió:

-¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué le compararé? Es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto; creció, se convirtió en árbol y las aves del cielo anidaron en sus ramas.

De nuevo les dijo:

-¿A qué compararé el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

La comunidad, con su testimonio, ha de mostrar a los jóvenes que nada grande se hace sin pasión. El proyecto de Jesús necesita jóvenes apasionados. La opción fundamental cristiana es antes enamoramiento que cumplimiento.

Comentario: 

Ante lo insignificante, pequeño de un grano de mostaza y de la levadura, se da una transformación, surge algo grande.

Un grano que se funde con la tierra y crece un árbol que da cobijo…

Una levadura que se funde con la masa y da pan para saciar el hambre de muchos…

Algo pequeño que se transforma en algo mayor, si vivimos el presente plenamente, activamente, de manera confiada. Dejándonos contagiar por Jesús por su seguridad y confianza en el Padre y en los caminos sorprendentes por los que hace llegar su Reino.

Construir, ir haciendo posible el Reino desde la presencia cada día en lo pequeño, en lo sencillo, en lo no aparente, estar plenamente, construir junto a otros, dejarse transforma desde dentro, en el silencio, en la oración, generar vida amando.

Confiar en esa fuerza transformadora en lo cotidiano que hace posible otra realidad más justa y fraterna para todos.