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Pero antes de todo eso, os echarán mano y os perseguirán, os arrastrarán a las sinagogas y a las cárceles, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre. Esto os servirá para dar testimonio. Haceos el propósito de no preocuparos por vuestra defensa, porque yo os daré un lenguaje y una sabiduría a los que no podrá resistir ni contradecir ninguno de vuestros adversarios. Seréis entregados incluso por vuestros padres, hermanos, parientes y amigos; y a algunos de vosotros os matarán. Todos os odiarán por mi causa. Pero ni un cabello de vuestra cabeza se perderá. Si os mantenéis firmes, conseguiréis salvaros.

Para poder ser fermento entre los jóvenes hoy, la comunidad pastoral deberá cultivar con empeño el encuentro personal, el acompañamiento espiritual personal, donde cada miembro de la comunidad pueda aportar instancias, proponer caminos, sugerir opciones y ser personalmente fermento en la vida de los jóvenes.

Comentario: 

La comunidad de Lucas de los años ochenta escuchando estas señales dichas por Jesús en el año 33, se daba cuenta de que “todas estas cosas estaban aconteciendo según el plan previsto y anunciado por Jesús”, por tanto, la historia no se escapa de las manos de Dios. ¡Dios está con nosotros! Jesús anima a los cristianos perseguidos que vivían angustiados reactivando la conciencia de que han recibido la misión de dar testimonio de la Buena Noticia de Dios y así, ser una señal del Reino.

En el tiempo de Lucas el anuncio de la Buena Noticia producía divisiones hasta en la misma familia. Había personas que, basándose en la Ley de Dios, llegaban a denunciar y a matar a sus propios familiares que se declaraban seguidores de Jesús.

Jesús nos ayuda a las comunidades a situarnos en la realidad; y a no perder la fe en Dios, ni el valor para resistir contra los conflictos y dramas de la historia. La persecución, los rechazos, las dificultades pueden verse como una fatalidad, dejándonos llevar por el desaliento y la desesperación, o pueden ser vividas como una oportunidad, como urgencia que nos lanza a la misión, como decimos en el Credo Adsis:

Ante la injusticia y pecado que viven sumidos tantos hombres, sobre todo jóvenes y pobres, ante el egoísmo de unos y la desesperanza de otros, ante la insensibilidad de no pocos por los valores del Reino Y LA IMPOSIBILIDAD DE SER Pueblo de Dios mientras haya opresores y oprimidos, creemos que, por iniciativa del espíritu Santo ha nacido en nosotros una urgencia cristiana que nos impulsa a la acción.