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Procurad que vuestros corazones no se emboten por el exceso de comida, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros. Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la tierra. Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.

Siempre he creído que la figura de María de Nazaret, como primera discípula de Jesús y como madre y auxiliadora, es para la formación interior de los jóvenes una presencia y una aportación de incalculable riqueza.

Comentario: 

Reflexionando el Evangelio, me lleva a pensar en cómo estamos viviendo, en que ocupamos nuestros tiempos, en que nos agobiamos y no ponemos atención en lo esencial, que sería nuestra vida vigilante y en nuestra oración diaria personal y nuestra oración comunitaria también. “Estad en vela”, esto nos lleva a orar en tiempo y a destiempo, para llenarnos de ese amor que solo él nos lo sabe ofrecer en su infinita misericordia. Este es un relato apocalíptico, que nos lleva a meditar que se acerca el día en que estaremos cara a cara con nuestro Padre, pero a la vez la incertidumbre ¿de cuándo será?, será mañana, el mismo Jesús nos dice que eso solo lo sabe el Padre, y creo que eso es la esperanza que debemos tener, vivir nuestro día a día en cotidianidad sin exaltarnos de que vendrá mañana.