Entonces ellos le preguntaron a Jesús:
-Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, e igualmente los de los fariseos; en cambio tus discípulos comen y beben.
Jesús les contestó:
-¿Podéis hacer ayunar a los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que el novio les será arrebatado; entonces ayunarán.
Les puso también este ejemplo:
-Nadie corta un trozo de tela de un traje nuevo y lo pone en un vestido viejo, porque estropeará el nuevo, y al viejo no le caerá bien la pieza del nuevo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino nuevo reventará los odres, se derramará el vino y los odres se perderán. El vino nuevo se echa en odres nuevos. Y nadie habituado a beber vino añejo quiere el nuevo; porque dice: «el añejo es mejor»
Debemos asumir la tensión existente entre el empeño por ser comunidad de hermanos y, al mismo tiempo, hacernos “pueblo” con los jóvenes y los pobres. Evitaremos diluir nuestra identidad vocacional tanto encerrándonos en la comunidad, como diluyéndonos en una solidaridad sin referencia comunitaria. San Gregorio
Ser conscientes de la presencia de Jesús en el corazón de la comunidad nos hace vivir alegres, celebrando la vida y el amor abundante que recibimos gratuitamente. ¡Contagiamos lo que vivimos! Vivir la experiencia de que Jesús está presente y actuando, nos impulsa a vivir con novedad cada día. Por eso, cada día estamos emplazados a conectar desde la pausa del silencio, con la profundidad de nuestro ser, donde se da el encuentro con la Presencia y recuperamos la alegría y el gozo aún en medio de límites y dificultades