Loading...

No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por sus frutos. Porque de los espinos no se recogen higos, ni de las zarzas se vendimian racimos. El hombre bueno saca el bien del buen tesoro de su corazón, y el malo de su mal corazón saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla su boca.

¿Por qué me llamáis: «Señor, Señor», y no hacéis lo que os digo? Os diré a quién es semejante todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica.

Es semejante a un hombre que, al edificar su casa, cavó hondo y la cimentó sobre roca. Vino una inundación, y el río se desbordó contra esa casa; pero no pudo derruirla, porque estaba bien construida. Pero el que las oye y no las pone en práctica, es como el que edificó su casa a ras de tierra, sin cimientos; cuando el río se desbordó y las aguas dieron contra ella, se derrumbó en seguida, convirtiéndose en un montón de ruinas.

El Reino de Dios actúa ya como levadura y fermento en la historia, como tesoro escondido en el campo, como perla preciosa a descubrir y comprar. El Reino de Dios se construye con la búsqueda de la justicia verdadera. Aparece significado en la comunidad fraterna y solidaria que vive las bienaventuranzas.

Comentario: 

La recopilación de Lucas, quizá más antigua que la del primer evangelio y posiblemente en un contexto menos problematizado por la contradicción entre la Ley y el Reino de Dios, baja al llano para animar a los pobres a los que se dirige a destapar antes la ceguera y ahora los oídos del que oye pero no escucha. Al cambio profundo desde el corazón, mucho más importante que las obras. La meritocracia, el “comosismo”, el “seguimiento”, el  “todocambieparaquetodosigaigual”... no nos hará más libres para amar. Nada nos hará más bienaventurados que acoger la propuesta de Jesús, consentir que gratuitamente germine en nuestro corazón, y con la confianza de la criatura en manos de su madre experimentar la liberación que nos va transformando desde dentro, con otras y otros pordioseros, hacia un mundo en el que el reinado de Dios se va haciendo camino y en el que nada será como antes.